Salud necesaria

¿Habrá para el ser humano un bien más indispensable que la salud? Refiérese que Platón insistía en hacerle repetir a Sócrates está pregunta en las Gorgias. La salus para los romanos basaba su fundamento en preguntar si el "tratamiento oscuro o claro del agua" era la condición imprescindible a responder para alejar la enfermedad. Miles de años después la pregunta parece ser la misma de entonces: evidentemente no existe otro segmento tan esencial al ser humano como la salud. Sin ella es muy probable que hubiera sido otra la historia de la humanidad, o incluso nadie haya sido capaz de prolongarla. La salud patentiza entonces una necesidad insumergible, una especie de sinomimia relacional con ese otro sustantivo insoslayable que nombramos vida.
Desde tiempo inmemorial, y en la construcción de su abordaje, se conviene en admitir que la salud, en casi todos los llamados momentos vulnerables de la salud del individuo, subyace a menudo en el abisal temor humano al sufrimiento de la enfermedad, a la enajenación o la muerte. La acepción de salud y enfermedad como "caras de una misma moneda", nos hacen dudar escasamente en aceptar que reflexionar y deliberar sobre salud, en general desde este "paño de Occidente", se ha justificado en el tiempo como necesidad de la sociedad que se abona casi siempre a encontrar los dispositivos para prevenir y afrontar el sufrimiento que implica casi toda enfermedad. Por añanidura elemental, la salud a salvo, significa entonces poder vivir en cierta plenitud.
Al definitivo acertijo de sobrevivencia que hasta por costumbre llamamos salud no se le escapa su complejidad. La definición e interpretación conceptual han evolucionado a lo largo de la historia en función del valor social y cultural que se le ha dado en cada momento y de la metodología empleada para analizarla. La implantación y utilización de las diversas definiciones de salud se deben en muchos casos a la capacidad de difusión que poseen o la trascendencia dada a las personas o instituciones que las han elaborado, no siendo siempre los conceptos más acertados o más operativos los que han alcanzado mayor divulgación o consideración.
La salud, se añade, es uno de los grandes valores individuales y colectivos, al que las personas e instituciones dedican una parte importante de sus recursos, tanto materiales como intelectuales. Junto con valores como la justicia, la libertad o la educación, la salud es un bien al cual las personas tienen derecho y que debe ser conservado, como lo reflejan la mayoría de las constituciones de los países, donde el Estado recoge el derecho a la protección de la salud y las obligaciones de los poderes públicos a este respecto.
Establecer un concepto de salud generalmente comprende el intento de abstraer una percepción de la normalidad, tanto si consideramos el término normal en su sentido bioestadístico, como en el de norma o ideal que se desea alcanzar. Hoy, la consideración de conceptuar la salud de una forma mensurable o la de representarla como una meta o ideal a alcanzar, constituyen preceptos para "definir" a la salud, en un contexto generalizado de interpretación analógica de plenitud, bienestar o armonía, incluso de estado de gracia, incluyendo componentes de normalidad, tanto objetivos como subjetivos, que promueven que su definición pueda hacerse desde diferentes puntos de vista y diversas perspectivas según la escópica elegida.