Noxa adictiva
El vocablo Phármakon fue la primera denominación de la droga. Phármakon es una sustancia que comprende a la vez el remedio y el veneno; no una cosa u otra, sino ambas a la vez. Paracelso sostenía que sólo la dosis hace que algo sea veneno. El hecho de ser nociva o benéfica depende de a) dosis, b) ocasión para la que se emplea, c) pureza, d) condiciones de acceso a ese producto y pautas culturales de uso.
Entre las enfermedades consideradas de etiología social más frecuente se encuentra el alcoholismo. Las bebidas alcohólicas consisten principalmente en agua y etanol o alcohol etílico. Se produce con la fermentación de frutos, vegetales o granos. Una de las primeras menciones al vino se encuentra en papiros egipcios que datan de 3.500 A.C. Sin embargo, su origen se puede encontrar en la prehistoria, y pudo ser descubierto accidentalmente en el estadio de la pre-agricultura. La preparación de vinos y cervezas se reporta desde la prehistoria y se usaba en múltiples ritos y ceremoniales sociales y religiosos.
El alcohol es probablemente la droga más antigua de uso. Se comercializó y regularizó tanto su preparación como su comercio desde las primeras civilizaciones. El código de leyes más antiguo, el código de Hammurabi de Babilonia (1770 A.C.) reguló sobre los lugares de bebida. En los registros encontrados de la civilización egipcia y mesopotámica ya se revelan datos de personas que presentaban exceso consumo de alcohol.
El alcoholismo es una afección considerada grave. El trastorno suele causar estragos familiares y su tratamiento es costoso con inversión de tiempo y de recursos económicos. La industria farmacológica ha introducido al mercado ciertas drogas de eficacia en el tratamiento de choque al paciente, pero la condición de cooperación del paciente y la solidaridad del entorno familiar siguen siendo recursos insoslayables en la recuperación del enfermo por alcoholismo.
En las expediciones de Cristóbal Colón se introdujo el tabaco en Europa. Desde su primer viaje se interesó por las hojas de tabaco que fumaban los habitantes de aquellas tierras, ya fuera enrollando las hojas y prendiéndolas, o introduciéndolas en pipas. La naturaleza adictiva del tabaco fue descrita por Francis Bacon y la iglesia católica (el Papa Urbano VIII y el Papa Inocencio X) buscaron persuadir a la comunidad y a sus clérigos contra el uso del tabaco. En Bavaria se le prohibió en 1652, al igual que en Sajonia en 1653 y en Zúrich en 1667. El tabaco se introdujo en África en las expediciones portuguesas, e igualmente se incrementó rápidamente su consumo. También los lusos lo llevaron al Japón.
La adicción al tabaco es observada por la Comisión Nacional de Drogas de USA: “cuando una porción de la sociedad de un país aprende el uso del tabaco no fácilmente deja su práctica”. Además, ninguna otra sustancia, desde 1492, ha podido tomar el lugar del tabaco. Incluso en los casos de los fumadores de opio o de marihuana, también mantienen el consumo del tabaco, cabe decir, no es sólo el hábito de fumar.
El tabaquismo es considerado como uno de los principales factores de riesgo en enfermedades cardiovasculares y respiratorias, afectando a uno de cada siete ciudadanos del mundo. Frente al consumo del tabaco los Estados, a partir del s.XX imponen fuertes impuestos a la industria tabacalera y se restringe su consumo en espacios cerrados, por cuanto se ha demostrada la afectación que sufren las personas que no fuman, llamados también fumadores pasivos.
El origen del cultivo del opio se encuentra en Mesopotamia por los sumerios en el año 3400 A.C. Los sumerios pasan esta planta a los asirios, y de ellos a los babilonios quienes a su vez lo hicieron con los egipcios. En el año 1300 A.C. florecieron de manera importante los cultivos de opio en la ciudad de Tebas (capital de Egipto), igual lo hicieron los fenicios y la llevaron a través del mediterráneo a Grecia.
Griegos y romanos creían que las triacas (antídotos genéricos) protegían enfermedades y envenenamientos si se tomaban dos o tres veces al día. Estos preparados contenían un 20% de opio. El opio y las harinas eran las únicas mercancías subvencionadas por el imperio que haría a Roma “eterna”. Ningún texto romano ni griego habla de adicción al opio como si se habla ya en esa época de los alcohólicos. Antonio Escohotado, en su imprescindible obra Historia General de las Drogas, sostiene que el cambio acontece al entronizarse el cristianismo en Europa, pues a partir de entonces no solo el opio sino las demás sustancias psicoactivas clásicas caen bajo el estigma genérico de plantas infernales y preparaciones diabólicas, al mismo tiempo que el vino (reverenciado ya en el Antiguo Testamento) pasa a glorificarse como sangre del redentor (significado de la metáfora).
En 1527 durante la época de la Reforma el opio es vuelto a introducir en Europa por Paracelso como láudano, para aliviar el dolor. Hacia 1600 se inicia el mercado del opio hacia Inglaterra, trayendo el opio desde la India. Carlos Linneo, creador de la taxonomía, clasifica, en 1753, la base de flor como Papaver somniferum, o inductor del sueño. En 1803 Friedrich Sertuerner descubre el ingrediente activo del opio, el alcaloide, principium somniferum o la morfina. La compañía alemana E. Merck & Company inicia la comercialización de la morfina hacia 1827. En 1841, el doctor Alexander Wood de Edimburgo descubre una forma diferente de administrar la morfina a través de la jeringa. En 1874, el investigador inglés, C.R. Wright sintetiza por primera vez la heroína o la diacetylmorfina. En 1895 la empresa alemana Bayer comercializa la venta de la heroína.
La experiencia humana con marihuana y hachís se remonta al cuarto milenio aC en la China, dónde se han encontrado restos de fibra de cáñamo. La religión védica arcaica veneró la planta, que denominaron fuente de felicidad y vida. Las tradiciones brahmánicas posteriores también valoraron su uso. El budismo rescató su uso y la utilizó como herramienta importante auxiliar para la meditación trascendental. La Europa céltica, antes de la conquista romana, tenía grandes extensiones de tierra cultivada de cáñamo.
En la civilización grecorromana parece haberse utilizado como instrumento recreativo en las fiestas y ya era un producto importado de Egipto. Los hipocráticos o los galénicos no le atribuyeron funciones medicinales y con el dominio del cristianismo sufrió el mismo eclipse que las otras drogas consideradas paganas. Su uso se popularizó ampliamente en Francia, durante la segunda década del s. XIX y se llegó a conformar incluso el llamado Club de haschichiens.
La propiedad central de las sustancias psicodélicas es el engrandecimiento de la experiencia. Desde el punto de vista químico son sustancias muy parecidas a varios neurotransmisores, como las encefalinas o las endorfinas, que pueden producirse espontáneamente en el cerebro. Parecen concentrar su acción en el hipotálamo y suelen metabolizarse de modo rápido, incluso antes de llevarse a cabo la modificación psíquica. En algunos países se atribuye a la marihuana ciertas propiedades curativas, y se permite su consumo medicinal, medida que para muchos no supera los riesgos adictivos nefastos que suele ocasionar el consumo de esta yerba.