Salud: recorridos de revisión
Sin conceptos -y sus costuras- es probable que no conozcamos buena parte de la densidad de las cosas. Para hablar de salud proliferan los atajos de lo anecdótico, pero suelen ser insuficientes. Necesario es el concepto en sus niveles de "pretexto, texto y contexto" que se clama desde las aulas, pues sobre el sujeto pende un objeto de preocupación ancestral con asideros múltiples que nos es para nada fácil, ni siquiera aproximarse. Objeto de necesaria presencia o ausencia, que condiciona la existencia misma del sujeto: conocer, precisar, definir.
La salud es, entonces, desde ese borde conceptual, el objeto que se refleja en quienes la portan, la extrañan o perciben. Una suerte de salvoconducto para existir, por tanto, es la salud una expresión inescindible de la vida. La salud desde siempre se ha dimensionado como uno de los contextos debatibles más familiares del conocimiento (y desconocimiento), anidando en cualquier recodo del trayecto vital humano, acaso por ser reconocidamente dinámico cuando no equívoco.
Del telurismo industrial surgirían con nitidez la salud pública y los sistemas de seguridad social, especialmente en Europa. La tercera onda telúrica pareciera estar en ciernes o transitando entre nosotros y recibe varias designaciones: postindustrial, del bienestar, del consumo, digital, global. Una sacudida cuyos cambios parecen ser más o menos llamativos, pero en ningún caso dejan de ser sorprendentes, y sus consecuencias no parecen ser menores. En este último movimiento telúrico aludido es menester moverse, especialmente desde la escópica social, por cuanto apremian las dificultades detrás de las luces.
Acordemos en el aula que a la preocupación ancestral por tener salud, como objeto de necesaria presencia o ausencia, que condiciona la existencia misma del sujeto, la salud es una suerte de salvoconducto para existir, por tanto, es la salud una expresión inescindible de la vida. Por ello se ha dimensionado a la salud como uno de los contextos debatibles más familiares del conocimiento (y desconocimiento), anidando en cualquier recodo del trayecto vital humano reconocidamente dinámico cuando no equívoco. Por tanto asumimos como necesario definir el sustantivo salud.
Del recorrido telúrico esbozado pasaríamos a fijar referentes del significado de la salud en Occidente. Muchos conceptos recorreremos en el aula, diagamos unos 35. Desde las concepciones galénicas como base (donde el término salud era una especie de sucedáneo de enfermedad) hasta aproximarnos a la multi-relevancia que el vocablo salutífero ha adquirido y la multidisciplinariedad y complejidad con que hoy se aborda. Han pasado muchas cosas que posibilitan este asidero diverso, más allá de las gruesas y equívocas analogías de plenitud, totalidad o armonía.
El concepto más utilizado sobre salud es el emitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que data de 1948. Atribuido al médico croata, Andrij Stampar, se ha convertido casi en el "unico" concepto de salud. En otra suerte de ejercicio de tiranía epistémica, se ha usado desde entonces para enunciar cualquier estudio relacionado con salud. Es palma bendita, quizá sin serlo. Incluso registra tres (3) alcances o reformulaciones añadidas en forma colateral al concepto original. Existen, desde luego, muchos otros conceptos de salud. Los diversos intentos de conceptualizar algo tan esquivo y subjetivo como la salud, no exime de certezas que puedan existir en una u otra definición, pues se torna necesario debatir sobre excesos, y hasta anacronismos, a la luz de los derroteros cambiantes en el ámbito de la salud.
Para aproximarnos a los diferentes conceptos de salud, iniciamos un recorrido de “toque de puerta”, con brújula escasa, partiendo del concepto referencial de la escuela genésica hipocrática y su proyección galeno-romana, hasta los escarceos que aún se exigen en lo que va de s. XXI. Miradas en más de una treintena de ellos, con el afán de divulgarlos buscando una pretendida deliberación analítica sobre sus nexos y digresiones, amén de sus momentos de algidez en el apertrechamiento investigativo. Por otra parte, una suerte de fe de carbonero en complejizar un tema que por su fuerza subjetiva -y objetiva- resulta ideal para la búsqueda de consensos y aparición de disensos.
Existe, además, para el probable designio, una suerte de hilo cronológico que imputa responsabilidades ante el Dios del tiempo: en su fondo y en su forma, Cronos subyace. Se apunta también que los subrayados en estos recorridos son riesgo del redactor, en reconocimiento a la probable médula discursiva de cada autor y concepto, y que podrá ser ampliada en deliberaciones en aula, siempre bienvenidas.
Escuela Hipocrática (s. IV aC)
Equilibrio de humores que componen el cuerpo, y no castigo de Dioses ni elementos sobrenaturales. Naturaleza observable susceptible o no de equilibrio, reduciendo los excesos o carencias humorales.
Claude Bernard (1860)
Es noción constatable que puede valorarse en el individuo, producto de la alteración del medio interno (homeostasis) y confirmarse con datos objetivos que le otorguen veracidad.
Herbert Spencer (1900)
Adaptación de un organismo a su ambiente. Estado puntual de adaptación al medio y capacidad de funcionar en las mejores condiciones en dicho medio.
Virginia Henderson (1929)
Capacidad de realizar por sí mismo y sin ayuda las necesidades básicas en el máximo grado de independencia y calidad de vida.
William H. Perkins (1935)
Estado de relativo equilibrio entre la forma y funciones del organismo que resulta de su adaptación dinámica a las fuerzas que tratan de perturbarla. No es una interacción pasiva del organismo con las fuerzas que actúan sobre él, sino que es una respuesta activa de aquel procurando su adaptación.
René Leriche (1936)
Es la vida en el silencio de los órganos.
Henry Sigerist (1941)
Es la consecuencia de condiciones de vida decentes, buen trabajo, educación, cultura física y formas de esparcimiento y descanso.
Georges Canguilhem (1943)
Es la categoría que usamos para calificar el margen de tolerancia o seguridad que cada uno posee para enfrentar y superar las infidelidades (restricciones) del medio. Es un criterio convencional normativo que implica no sólo el silencio de los órganos, es también la vida en la discreción de las relaciones sociales.
Igman Porn (1948)
Estado que una persona obtiene exactamente en el momento en que su repertorio de acción es adecuado a los objetivos y metas por la persona establecidos.
Organización Mundial de la Salud (1948)
Completo estado de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Definición atribuida a Andrij Stampar (1945), asumida por la OMS en 1948.
Alcance 1: en 1984
alcance del que un individuo o grupo es capaz, por un lado, para realizar sus aspiraciones y satisfacer sus necesidades, y, por otro lado, para cambiar o hacer frente al ambiente.
Alcance 2: en 1998
La salud es un concepto positivo, entendido como un potencial o capacidad de realización personal que incluye aspectos espirituales.
Alcance 3: en 2000
Nivel suficiente de salud para trabajar productivamente y participar en la vida social de la comunidad donde vive el individuo.
Talcott Parsons (1949)
Estado de capacidad óptima de un individuo para cumplir los roles y tareas para los cuales ha sido socializado, en el equilibrio y la armonía de las posibilidades de existencia del ser humano: biológicas, psicológicas y sociales. Equilibrio que exige, de una parte, la satisfacción de las necesidades fundamentales del hombre, que son cualitativamente las mismas para todos los seres humanos (necesidades afectivas, nutricionales, sanitarias, educativas y sociales), y de otra parte una adaptación siempre permanente del hombre a un ambiente en mutación constante.
Henrik Blum (1951)
Capacidad del organismo de mantener el equilibrio apropiado a su edad y a sus necesidades sociales, con lo cual queda razonablemente indemne al malestar, insatisfacción, incapacidad y enfermedad y a comportarse de un modo que permita la supervivencia de la especie, así como el acoplamiento al entorno del individuo.
René Dubos (1956)
Estado físico y mental razonablemente libre de incomodidad y dolor, que permite a la persona funcionar efectivamente por el más largo tiempo posible en el ambiente donde por elección está ubicado.
Edward Rogers / John Fodor (1960)
Un continuo con gradaciones intermedias que fluctúan desde la salud óptima hasta la muerte.
Alessandro Seppilli (1971)
Condición de equilibrio funcional, tanto mental como físico, conducente a una integración dinámica del individuo en su ambiente natural y social.
Hubert Laframboise / Marc Lalonde (1974)
Es una resultante de la interacción de distintos factores que interrelacionan con el individuo y que la determinan: biología humana, medio ambiente, estilos de vida y servicios de salud.
George Canguilhem (1975)
Es un margen de tolerancia con respecto a las infidelidades del medio. Conjunto de seguridades y aseguramientos, seguridades en el presente y aseguramientos en el futuro.
Milton Terris (1975)
Estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionar, y no únicamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
James Gol (1976)
Es una forma autónoma, solidaria y alegre de vivir.
Iván Illich (1978)
Palabra cotidiana que se usa para designar la intensidad con que los individuos hacen frente a sus estados internos y sus condiciones ambientales, incluyendo el equilibrio de las fuerzas vitales, de la armonía, la autonomía y la responsabilidad en el proceso de adaptación al medio ambiente.
Mildred Blaxter (1980)
Ausencia de enfermedad, reserva, comportamientos o estilos de vida, bienestar físico, energía o vitalidad, relación social, función y bienestar psicosocial no referidos a los aspectos meramente morfofisiológicos.
Luis Salleras Sanmartí (1985)
Nivel más alto posible de bienestar físico, psicológico, social y capacidad funcional que permitan los factores sociales en los que vive inmerso el individuo y la colectividad.
Carta de Ottawa (1986)
Es el resultado de los cuidados que uno se dispensa a sí mismo y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones y controlar la vida propia y de asegurar que la sociedad en que uno vive ofrece a todos sus miembros la posibilidad de gozar de un buen estado de salud.
L.W. Green (1987)
Proceso dinámico que implica tolerancia y compensación física, mental y social, fuera del cual se revela como la manifestación de un estado mórbido del individuo o de un conjunto de ellos.
Lennart Nordenfelt (1987)
Es la aptitud-capacidad de lograr los objetivos que son necesarios y en conjunto suficientes para una mínima felicidad, implicando, necesariamente, valores.
David Bersh (1987)
Es un proceso de variaciones ininterrumpidas que acompañan el fenómeno vital del hombre, las cuales son producidas o influidas por factores biológicos hereditarios, de comportamiento y ambientales, así como por factores o acciones provenientes de los servicios de salud.
James Rolies (1988)
Es sensatez de saber que no todo es saludable, por tanto, no es salutismo. No es la industria que presenta una oferta auténticamente engañosa de productos de salud sin que, en la mayoría de los casos, sean desautorizados por los profesionales de la salud o por los organismos mundiales o locales encargados del sector salud.
John Last (Diccionario de Epidemiología, 1990)
a) Estado de equilibrio dinámico en el que la capacidad de un individuo o de un grupo para enfrentarse a todas las circunstancias de la vida se encuentra en un nivel óptimo.
b) Estado caracterizado por integridad anatómica, fisiológica y psicológica, para cumplir personalmente las funciones de importancia en el seno de la familia, del trabajo y de la comunidad; capacidad para enfrentarse al estrés físico, biológico, psicológico y social; sentimiento de bienestar y ausencia de riesgo de enfermedad y, en último término, de fallecimiento a consecuencia de aquélla.
Trevor Hancock (1992)
Es la triple dimensión humana: cuerpo, mente, espíritu, interactuando entre sí y con la familia, la comunidad y el ambiente, la sociedad y la cultura, os en la biósfera en que la persona se desarrolla y vive.
Diego Gracia (1999)
Capacidad de posesión y apropiación del cuerpo, que es lo contrario de esclavitud y servicio. Sano no está quien mayor bienestar siente, sino quien más plenamente es capaz de apropiarse y cultivar su propio cuerpo.
Hans-Georg Gadamer (2000)
Extraña y oculta realidad que solo se percibe cuando se ha perdido. Es el ritmo de la vida, un proceso continuo en el cual el equilibrio se estabiliza una y otra vez hasta la muerte.
Mario Guastapaglia (2000)
Puesta en juego de una red de determinaciones biológicas, históricas y culturales que confluyen en la capacidad del individuo de realizar su propio potencial y responder de forma positiva a los problemas orgánicos y ambientales.
Gerardo Bosch-Hinglés (2010)
Expresión cualitativa en tanto percibida por quien la vive, y expresión cuantitativa por valores suceptibles de ser medidos, y establecer así en un momento determinado los niveles de funcionalidad saludable de un individuo o una comunidad.
Escuela Holística de Salud (2013)
Salud Humana, como la de cualquier ser vivo, es la manifestación y la consecuencia del grado de eficiencia con que se integra y relaciona cada individuo, grupo humano o la Humanidad toda, al universo, a ese inmenso y complejo conjunto de relaciones sistémicas del que formamos parte.
Wayne Gross (2016)
La salud es subjetiva cuando se puede expresar en ´me siento bien`; y objetiva cuando implica la medición de la capacidad de función. No en valores absolutos, pues existen diversos grados de salud y de enfermedad y diferentes niveles de capacidad de funciones.
Seminario SBYDS. Doctorado Salud y Sociedad. Universidad de Carabobo (2018)
Expresión móvil histórica y co-responsable de posibilidades de vida, en personas y poblaciones, de caracterización subjetiva, de objetividad mesurable, determinada en categorías biológicas, psíquicas y sociales, valorable en lo individual y colectivo, que posibilita diversos niveles de capacidades, en sinergia inestable y expectante con el padecimiento, el dolor y la muerte.